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Spiritual Contemplation

Narración 9 para la tarde del 30 Dic: las últimas lecciones de Elihú y Salomé para María e Isabel

Navidad Espiritual - 09 - Una mirada al pasado

La Navidad Espiritual - Español

30-12 Narración 9
Capítulos 11 y 12 del Evangelio de Acuario: las últimas lecciones de Elihú y Salomé para María e Isabel

Narración:

Narración 9 para la tarde del 30 Dic: las últimas lecciones de Elihú y Salomé para María e Isabel

Reflexión:

Reflexión 9 para el 30 de Diciembre: Una mirada al pasado

Narración:

Narración 9 para la tarde del 30 Dic: las últimas lecciones de Elihú y Salomé para María e Isabel

Y volvió a enseñar Elihú y dijo: Los sacerdotes hindúes se corrompieron; Brahma fue olvidado en las calles; los derechos humanos fueron pisoteados en el polvo. Y entonces vino un poderoso maestro, un Buda de la iluminación, quien se apartó de la riqueza y de todos los honores del mundo, y encontró el Silencio en los tranquilos bosques y en las cuevas; y fue bendecido.

Predicó un evangelio de una vida superior, y enseñó al ser humano a honrar al ser humano. No tenía ninguna doctrina de dioses que enseñar; sólo conocía al ser humano, y por eso su credo era la justicia, el amor y la rectitud. Cito algunas de las muchas palabras útiles que pronunció Buda:

“El odio es una palabra cruel. Si los hombres te odian, no los consideres; y puedes convertir el odio de los seres humanos en amor, en misericordia y en buena voluntad, y la misericordia es tan grande como todos los cielos. Y hay bien suficiente para todos. El bien destruye el mal; con las acciones generosas haces que la avaricia se avergüence; con la verdad se enderezan las líneas torcidas que dibuja el error, pues el error no es sino la verdad distorsionada, extraviada. Y el dolor seguirá a quien habla o actúa con malos pensamientos, como la rueda sigue al pie de quien tira del carro.

Es más grande el hombre que se vence a sí mismo que aquel que mata a mil hombres en la guerra. Es hombre noble aquel que es lo que cree lo que otros hombres deberían ser. Devuelve a quien te hace mal tu amor más puro, y él dejará de hacer mal; porque el amor purificará el corazón de quien es amado tanto como purifica el corazón de quien ama”.

Las palabras de Buda están registradas en los libros sagrados de la India; atiéndelas, pues son parte de las instrucciones del Santo Aliento.

La tierra de Egipto es la tierra de las cosas secretas. Los misterios de las épocas yacen encerrados en nuestros templos y nuestros tabernáculos. Los maestros de todos los tiempos y climas vienen aquí a aprender; y cuando vuestros hijos hayan crecido hasta la edad adulta, terminarán todos sus estudios en las escuelas egipcias. Pero ya he dicho bastante. Mañana, al salir el sol, nos encontraremos de nuevo.


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Cuando salió el sol de la mañana, los maestros y sus alumnos estaban todos en el bosquecillo sagrado. Salomé fue la primera en hablar; dijo: "¡Contemplad el sol! Manifiesta el poder de Dios que nos habla a través del sol, la luna y las estrellas; a través de la montaña, la colina y el valle; a través de la flor, la planta y el árbol. Dios canta para nosotros a través de las aves, los instrumentos musicales y de la voz humana; nos habla por medio del viento, de la lluvia y del trueno; ¿por qué no habríamos de inclinarnos y adorar a sus pies?

Dios habla a los corazones en su intimidad; y los corazones en su intimidad deben hablarle a él; y esto es la oración. No es oración gritarle a Dios, ni pararse, ni sentarse, ni arrodillarse y decirle todo sobre los pecados de los hombres. No es oración decirle al Uno Santo lo grande que es, lo bueno que es, lo fuerte y lo compasivo que es. Dios no es el hombre para ser comprado por la alabanza del hombre.

La oración es el deseo ardiente de que todo camino de la vida sea luminoso; de que todo acto sea coronado por el bien; de que todo ser viviente prospere por nuestra ayuda. Una acción noble, una palabra de ayuda es oración; es una oración ferviente y eficaz. La fuente de la oración está en el corazón; por el pensamiento, no por las palabras, el corazón es elevado a Dios, donde es bendecido. Entonces, oremos.

Y oraron, sin pronunciar una palabra; pero en ese santo silencio todo corazón fue

bendecido. Y entonces Elihú habló. Dijo a María e Isabel: "Nuestras palabras están dichas;

no es necesario que permanezcáis aquí por más tiempo; la hora ha llegado; el camino está despejado, podéis volver a vuestra tierra natal. Se os ha encomendado trabajo: dirigiréis las mentes que dirigirán al mundo.

Vuestros hijos han sido escogidos para guiar a los seres humanos hacia pensamientos, palabras y acciones justas; para hacer que el ser humano conozca lo pecaminoso del pecado; para guiarle desde la adoración del yo inferior y todas las cosas ilusorias, y hacerle consciente del yo que vive con Cristo en Dios.

En la preparación de su trabajo, vuestros hijos deben caminar por muchos senderos espinosos. Encontrarán pruebas y tentaciones terribles, como los demás hombres; sus cargas no serán ligeras, y se cansarán y desmayarán. Y conocerán los dolores del hambre y de la sed, y sin causa serán burlados, encarcelados y azotados. A muchos países irán, y a los pies de muchos maestros se sentarán, porque deben aprender como los demás hombres.

Pero ya hemos dicho suficiente. Las bendiciones de los Tres y de los Siete, que están ante el trono, seguramente descansarán sobre ustedes por siempre. Así concluyeron las lecciones de Elihú y Salomé. Tres años enseñaron a sus alumnos en el bosquecillo sagrado, y si todas sus lecciones estuvieran escritas en un libro, he aquí que sería un libro admirable;

de lo que dijeron, tenemos el resumen.

María, José e Isabel, con Jesús y su precursor, emprendieron el camino de regreso a casa.

No pasaron por Jerusalén, pues reinaba Arquelao. Viajaron por el Mar Amargo, y cuando llegaron a las colinas de En Gedi, descansaron en casa de Josué, un pariente cercano; y allí se quedaron Isabel y Juan. Pero José, María y su hijo, fueron por el camino del Jordán, y después de algunos días, llegaron a su hogar en Nazaret.

Reflexión:

Reflexión 9 para el 30 de Diciembre: Una mirada al pasado

Al final de cada año, los medios de comunicación dedican una gran atención a lo más destacado de las noticias del año anterior. Con palabras e imágenes nos trasladan a acontecimientos pasados ya olvidados y decimos: "Ah, sí, es verdad... lo había olvidado".

Por un momento nuestros sentidos - las puertas de nuestra conciencia - se abren a lo que ha pasado. El deseo de mirar atrás no es igual para todo el mundo, pero podría decirse que rememorar es en sí mismo un método de limpieza que puede aportar un cierre al pasado y puede anunciar un nuevo comienzo.

Mirar hacia atrás puede contribuir a tomar conciencia de que este mundo de ilusiones no se corresponde con el mundo que llevamos en nuestro interior. Evidentemente, en lo que respecta al camino interior, no debemos convertirnos en seres de otro mundo, sino todo lo contrario.

Nosotros, los seres humanos, incluso nacimos en este mundo para experimentar la vida en la tierra y descubrir que "esto no es", y así podamos emprender el camino del retorno por nuestra propia voluntad. En cuanto nos damos cuenta de nuestra dualidad y de nuestra separación de la Luz, descubrimos cada vez más claramente que hay muchas fuerzas que trabajan para impedir nuestro viaje de retorno.

Rumiar demasiado el pasado es una de ellas, pero al mismo tiempo tiene validez la frase "quien no quiere aprender del pasado, será castigado en el futuro".

La información que llega a la humanidad en todas sus formas a través de los medios de comunicación, es otro ejemplo. Es el Rey Herodes en una forma moderna. Los sabios de Zoán nos enseñan: si queremos liberarnos de la ilusión de este mundo, debemos volver nuestra mirada hacia el interior.

Porque, ¿Qué añadiría al cumplimiento de nuestra tarea interior el hecho de que nos dejemos consumir por el sufrimiento intolerable de millones de personas y animales, que no podemos evitar, o por las emociones de los demás ante las que también somos impotentes?

Ningún ser humano en el que nace el alma nueva puede ser indiferente al sufrimiento de este mundo. La unión del alma con todos los seres vivos, hace que el alma sufra con ellos. Esa es la naturaleza del alma: no puede hacer otra cosa. Pero para el ser humano exterior en el camino, la situación es diferente.

Por naturaleza él es autosuficiente, alguien que en realidad no quiere tener nada que ver con esta unidad y se dirige naturalmente a la autoconservación. Es por eso que el hombre interior y el exterior se oponen entre sí tan a menudo, y ambos van en direcciones diferentes. Y, sin embargo, es el ser humano exterior el que debe aprender a aceptar la dirección del alma y convertirse en discípulo de ésta.

Es cierto que todo crece cuando centramos nuestra atención en ello. Lo que no recibe atención, se desvanece. Si queremos que el alma dentro de nosotros crezca, entonces debemos dirigir nuestra atención hacia ella.

Eso significa que el ser humano exterior debe tratar de evitar, en la medida de lo posible, conectarse a través de los sentidos con las cosas que "arrastran" al alma hacia abajo.

En particular, se trata de las emociones que agitan el corazón y que le hacen perder el rumbo. El alma está conectada con todo, porque es una con todo.

Seguir el camino espiritual exige una cooperación consciente y una purificación progresiva. Por eso, María, José, Isabel y los jóvenes Juan y Jesús son instruidos en la escuela de misterios de Elihú (que significa "Yahvé es Dios") y Salomé (que significa "paz de Sión").

¿Cómo podría ser de otra manera? La vida en la tierra fue nuestro iniciador y maestro hasta el nacimiento de Juan. Y se entra en otra etapa en el momento en que nace Jesús. En ese momento, hay nuevas lecciones que aprender.


Alianza interior


Se ha establecido un nuevo pacto interior entre el ser humano superior y el inferior, que ahora siguen juntos el camino. Este camino conduce a la alianza más elevada posible: la alianza con Jesús, con el Cristo, a la que Juan, como precursor, dedica su vida en completa servidumbre.

Paso a paso, tanto el hombre interior como el exterior, son guiados en su camino. Poco a poco, a través de la intuición y la instrucción interior, son impulsados hacia adelante en su camino común en mutua dependencia.

A lo largo de los tiempos se han formado Escuelas de Misterios con el propósito de enseñar, tanto al ser humano inferior como al superior, a ser capaces de seguir ese doble camino especial, y de apoyarlos en su tarea. De lo contrario, ¿Cómo podría un ser humano mortal ser capaz de comprender la elevada tarea del Otro en su interior y de estar a su servicio?

Las personas no pueden ver el mundo del alma con sus ojos físicos; tampoco son capaces de comprenderlo con sus capacidades intelectuales. La personalidad nunca podrá cumplir con las altas leyes del alma, simplemente no es su vida. En el mejor de los casos, la personalidad puede esforzarse con todo su empeño en reducir la distancia que la separa de la vida del alma.


Espíritu, alma y personalidad


Es parte del Plan Divino que la personalidad viva cada vez más de las fuerzas del alma para que pueda vivir por y a través del Espíritu. De este modo, el ser humano forja en sí mismo las tres revelaciones en una unidad: espíritu, alma y personalidad.

El espíritu, el alma y la personalidad del ser humano se corresponden con la Trinidad del cristianismo: Padre, Hijo y Espíritu Santo. También encontramos triadas similares en otras religiones del mundo. Por ejemplo, en el hinduismo existen los tres dioses principales: Brahma, Vishnu y Shiva. El corazón del budismo son las "tres joyas" de Buda, el dharma y la sangha.

Sin embargo, es importante darse cuenta de que las distintas tríadas no son siempre intercambiables, porque se originaron a partir de ideas diferentes.

En el capítulo 9 de El Evangelio de Acuario, Salomé analiza ampliamente el proceso divino de creación que tuvo lugar y sigue teniendo lugar, incluso más allá del tiempo:

Antes de que se formaran los mundos, todas las cosas eran Una; sólo Espíritu, Aliento Universal. Y el Espíritu respiró, y lo que no había sido manifestado se convirtió en el Fuego y el Pensamiento del Cielo, el Dios-Padre, el Dios-Madre.

Y cuando el Fuego y el Pensamiento del cielo respiraron al unísono, nació su hijo, su único hijo. Este hijo es el Amor al que los hombres han llamado el Cristo. Los hombres llaman al Pensamiento del cielo el Santo Aliento. Y cuando la Trinidad de Dios exhaló, he aquí que siete Espíritus estaban de pie ante el trono. Estos son los Elohim, espíritus creadores del universo. Y estos son los que dijeron: Hagamos al hombre; y a su imagen fue hecho el hombre.


El génesis de la humanidad


El antiguo conocimiento sobre el génesis de la humanidad ha sido ampliamente descrito para nuestros tiempos modernos por autores como Helena Blavatsky, Rudolf Steiner y Max Heindel. Los tres distinguen siete eras, cada una de las cuales consta de siete fases distintas que, a su vez, se subdividen en siete etapas.

Para el ser humano en el camino espiritual, esta "retrospectiva" tiene un significado importante, ya que está relacionada con tres preguntas fundamentales: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿hacia dónde voy? Como se dice en las enseñanzas clásicas chinas del Tao Te Ching de Lao Tse "Aquel que conoce el principio de lo original, tiene el hilo del Tao en sus manos".

Por eso Elihú y Salomé hablan de las antiguas escuelas de sabiduría y de las religiones de China, Caldea, Egipto, Persia e India. Las enseñanzas universales de la sabiduría tomaron forma en tradiciones espirituales que se adaptaron a la conciencia y a la tarea de la humanidad en esos períodos de tiempo y regiones terrestres particulares.

Todas las tradiciones espirituales se marchitan, al igual que todas las grandes civilizaciones. Suelen corromperse desde el interior debido a la disminución gradual de la atención al aspecto interior. La fuerza inspiradora pierde su enfoque y se desvanece lentamente.

Lo que queda no es más que un caparazón sin contenido real. Por lo tanto, una y otra vez, se necesitan nuevas fuerzas espirituales para impulsar a la humanidad hacia la conciencia y la renovación a medida que continúa evolucionando.

Todo lo que las corrientes de sabiduría de la antigüedad habían aportado en forma de fuerza, sabiduría y amor, fue recogido y renovado en el cristianismo original. Sin embargo, con el paso de los siglos, incluso el cristianismo se vio sometido al formalismo y a la decadencia. Pero siempre ha habido individuos y grupos que conocían y practicaban la religión interior, a veces abiertamente, pero a menudo en secreto.

Si una persona mira hacia atrás en el desarrollo de la humanidad con conocimiento interior, sabrá hacia dónde dirigirse. En ese momento, el esfuerzo por un propósito elevado en el futuro no se basa únicamente en el conocimiento del pasado. No, más bien se trata de una sintonía con el Tao, con lo que es eterno, con lo que trasciende y, sin embargo, irradia en el tiempo y el espacio.


Reflexión sobre el pasado y el futuro


Para quienes siguen el camino espiritual, será de gran ayuda reflexionar regularmente sobre lo que queda atrás y sobre lo que está por venir. Después de todo, la mente humana, este poder de reflexión, ha sido creado precisamente para la adquisición de esta conciencia. Por ello, en todas las escuelas de misterios se ha enseñado la contemplación y la reflexión, con el objetivo de practicarlas diariamente, no sólo al final del año.

Un escrito llamado Los Versos de Oro de Pitágoras, nos recomienda lo siguiente:

Nunca permitas que el sueño cierre tus párpados, después de acostarte, hasta que no hayas examinado todas tus acciones del día a través de tu razón.

¿Dónde me he equivocado? ¿Qué he hecho? ¿Qué deber dejé sin cumplir?

Si en este examen encuentras que has obrado mal, repréndete severamente por ello; y si has hecho algún bien, alégrate.

Max Heindel explicó claramente el trasfondo de este ejercicio nocturno de retrospección. Según él, esto contribuye a que las lecciones de la vida se conviertan en parte de la cabeza y del corazón.

Por eso Elihú dice al final del capítulo 10 de El Evangelio de Acuario:

Ahora bien, la verdad es una; pero nadie conoce la verdad hasta que él mismo es la verdad. La verdad es el poder fermentador de Dios; puede transmutar toda la vida en sí misma; y cuando toda la vida es verdad, entonces el ser humano es verdad.

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