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Contemplation spirituelle

Narración 7 para la tarde del Sábado: La Resurrección Y El Encuentro Con María Magdalena

Pascua Espiritual - 7 - La Resurrección

Pascua Espiritual Español

SÁBADO - DÍA 07 -
LA RESURRECCIÓN Y EL ENCUENTRO CON MARÍA MAGDALENA;
LA APARICIÓN A DOS DISCÍPULOS EN EMAÚS
Capítulos 84 y 85 del Evangelio de los Doce Santos

Narración:

Narración 7 para la tarde del Sábado: La Resurrección Y El Encuentro Con María Magdalena

Reflexión:

Sábado - Reflexión 7 - La Victoria Crucial Sobre Ti Mismo

Narración:

Narración 7 para la tarde del Sábado: La Resurrección Y El Encuentro Con María Magdalena

Después de terminado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro llevando las especias aromáticas que había preparado, y había otras con ella. Mientras iban, se dijeron entre sí: ´´¿Quién quitará la piedra de la puerta del sepulcro?´´, porque era grande. Cuando llegaron al lugar y miraron, vieron que la piedra había sido removida. He aquí, que hubo un gran terremoto, y el ángel del Señor descendió del cielo, removió la piedra de la puerta y se sentó sobre ella. Su rostro era luminoso y sus vestiduras blancas como la nieve, y por temor a él, los guardias temblaron y se quedaron como muertos. El ángel dijo a las mujeres: ´´No teman, porque sé que buscan a Jesús, el crucificado. Él no está aquí, porque ha resucitado, como dijo. ¡Vengan a ver el lugar donde el Señor yacía! Ahora, vayan pronto y digan a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos. Y he aquí, que él irá delante de ustedes a Galilea, allí lo verán; he aquí, se los he dicho´´. Entraron y no encontraron el cuerpo de Jesús. Entonces María corrió y se acercó a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo: ´´Han sacado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde lo han puesto´´. Ellos corrieron y llegaron a la tumba, y mirando dentro, vieron los lienzos de lino tirados allí, y el sudario que había estado sobre su cabeza no estaba junto con las telas de lino, sino doblado en un lugar aparte. Mientras estaban allí, muy perplejos, he aquí, que dos ángeles se pararon junto a ellos con vestiduras blancas resplandecientes, y les dijeron: ´´¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado; y he aquí, él irá delante de ustedes a Galilea, allí lo verán. ¿No se acuerdan de lo que les dijo, cuando aún estaba en Galilea, que el Hijo del Hombre sería crucificado y que resucitaría al tercer día?´´. Y recordaron sus palabras. Salieron rápidamente y huyeron del sepulcro, pues estaban asombrados y temblaban de miedo. En el momento del terremoto, las tumbas se abrieron; y muchos cuerpos de santos que dormían se levantaron de sus tumbas después de su resurrección, entraron en la ciudad y se les aparecieron a muchos. Pero María estaba fuera de la tumba llorando, y mientras lloraba, se inclinó de nuevo y miró dentro de la tumba y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, uno a la cabeza y el otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús. Y ellos le dijeron: ´´Mujer, ¿por qué lloras?´´. Ella les dijo, ´´porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde le han puesto´´. Y cuando hubo dicho esto, se dio vuelta y vio a Jesús de pie allí, y no sabía que era Jesús. Él le dijo: ´´Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?´´. Ella, pensando que él era el jardinero, le dijo: ´´Señor, si tú te lo has llevado de aquí, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré´´. Jesús le dijo: ´´María´´. Entonces se dio la vuelta y le dijo:´´Rabboni´´, que quiere decir, ´´Maestro´´. Jesús le dijo: ´´no me toques, porque aún no he subido a mi Padre-Madre, pero ve y diles a mis hermanos: ´´Asciendo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios´´. María Magdalena fue y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho estas cosas, y que le mandó a que anunciara su resurrección de entre los muertos. Jesús se aparece a dos discípulos en Emaús He aquí, dos de ellos fueron ese mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a unas siete millas de Jerusalén. Conversaban sobre todas estas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras hablaban, Jesús se les acercó y caminaba con ellos. Pero sus ojos no lo reconocían. Él les dijo: ´´¿De que hablan, que van tan tristes?´´. Se detuvieron y uno de ellos llamado Cleofás respondió: ´´¿Eres el único forastero en Jerusalén, que aún no sabe de las cosas que han sucedido en estos días?´´. Él les preguntó: ´´¿Qué cosas?´´. Y ellos le respondieron: ´´Sobre Jesús de Nazareth, que fue profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y de cómo los sumos sacerdotes y nuestros gobernantes le entregaron para ser condenado a muerte, y le han crucificado. Pero nosotros confiábamos en que él sería quien redimiría a la tierra de Israel; y además de todo esto, hoy es el tercer día desde que ocurrieron estas cosas. Sí, y algunas mujeres, también de las nuestras, nos sorprendieron, porque habían llegado temprano al sepulcro, y como no hallaron el cuerpo, vinieron diciendo que habían visto ángeles que decían que él estaba vivo. Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron´´. Entonces Jesús les dijo: ´´¡Oh, necios y lentos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que Cristo padeciera estas cosas, y luego entrara en su gloria?´´ Comenzando por Moisés y por todos los profetas, él les interpretó en todas las escrituras las cosas concernientes a sí mismo´´. Tan pronto se acercaron a la aldea a la que iban, él siguió caminando como si tuviera que ir más lejos. Pero ellos le obligaron a quedarse, diciendo: ´´Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya casi ha terminado´´. Así que entró para quedarse. Y sucedió que, sentándose a la mesa con ellos, tomó el pan y el fruto de la vid, dio gracias y lo bendijo, partió el pan y se los dio. Y se les abrieron los ojos y le reconocieron, más él desapareció de su vista. Se decían unos a otros: ´´¿No ardía nuestro corazón mientras hablaba con nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?´´. Se levantaron enseguida y regresaron a Jerusalén, y allí encontraron a los once reunidos con sus seguidores, que decían: ´´El Señor ha resucitado verdaderamente, y se ha aparecido a Simón´´. Y luego ellos les contaron lo que había pasado en el camino y cómo lo reconocieron cuando partió el pan. Mientras ellos iban camino a Emaús, algunos de los guardias llegaron a la ciudad y le contaron a Caifás lo que había sucedido. Se reunieron con los ancianos, deliberaron con el sumo sacerdote y dijeron: ´´He aquí, mientras los soldados dormían, algunos de sus discípulos vinieron y se llevaron su cuerpo. ¿No es José de Arimatea uno de sus discípulos? Por eso le pidió el cuerpo a Pilato, para poder sepultarlo en su jardín, en su propia tumba. Demos entonces dinero a los soldados, para que digan que sus discípulos vinieron durante la noche y robaron el cadáver mientras ellos dormían. Y si esto llega a oídos del gobernador, lo persuadiremos para que no los acuse."

Reflexión:

Sábado - Reflexión 7 - La Victoria Crucial Sobre Ti Mismo

La cruz es uno de los símbolos más antiguos de la humanidad. Es un símbolo universal que se puede encontrar en muchas culturas y en muchas formas. Conocemos la esvástica de la antigua India, el ankh del antiguo Egipto, la rueda medicinal de los indios y, por supuesto, la cruz latina, que está conectada con el cristianismo. Cada símbolo habla un lenguaje único que se dirige a los niveles más profundos de nuestra conciencia, particularmente al ser interno dentro de nosotros. Si nosotros, en nuestro deseo de encontrar la verdad, nos enfocamos en los símbolos universales, entonces nos conectamos con ese lenguaje. Un símbolo universal, como la cruz, siempre se puede entender de varias maneras, no solo con la cabeza, sino sobre todo con el corazón. El corazón tiene sus razones que la razón no conoce. De los símbolos universales emana un gran poder. La cruz universal nos habla de la conexión entre la eternidad y el tiempo: cómo fluye el poder espiritual imperecedero en el mundo material. Nos muestra cómo el mundo y la humanidad pueden elevarse a la eternidad por medio de la cruz. La realidad dinámica de la cruz es la puerta o escalera a través de la cual es posible la resurrección a un campo superior de vida. El ser humano que sigue el camino Gnóstico se convierte él mismo en una cruz: el cuerpo fuerte, aunque perecedero como la madera, sin embargo, imperecedero con respecto a la fuerza interior que se origina en la intersección, la chispa espiritual. La cruz universal es un símbolo brillante y alegre de fe, esperanza y amor. Pero debido a que la imagen de la crucifixión ha sido abordada por la mayoría de la gente solo en su lado exterior, la cruz se ha convertido en un objeto de madera asociado principalmente con el dolor, el sufrimiento y la muerte. Las historias sobre la crucifixión de Jesús descritas en los Evangelios han sido mal entendidas durante siglos. Sin saber que son historias simbólicas sobre la liberación interior, la mayoría solo puede ver el lado exterior de las historias. La verdad profunda contenida en ella está velada y solo será liberada para las personas que sean capaces de llevarla y difundirla. Una religión liberadora nunca puede ser probada o hacerse verosímil por medios científicos, precisamente porque está dirigida al ser interior. Solo la piedra de toque del conocimiento interno, de nuestro tribunal interno, puede determinar qué es la ´´verdad´´. La verdad que brota interiormente y es reconocida, sin embargo, siempre está sujeta a la interpretación del ser exterior, porque la verdad tiene muchas facetas, pero la mente humana es limitada. Nuestra conciencia puede asimilar la verdad solo en parte, y esta cambia diariamente. Por lo tanto, prepárate para soltar la verdad de hoy por la nueva verdad del mañana. Como se dice en el capítulo 69 del Evangelio de los Doce Santos: ´´incluso entre los profetas y aquellos que han sido iniciados en la Cristiandad, se ha encontrado la palabra de error. Pero hay una multitud de errores que están cubiertos por el amor´´. El Evangelio de los Doce Santos 69: 6 El fenómeno que conocemos como la crucifixión no es exclusivamente cristiano como ya lo encontramos con Platón. Varios siglos antes del nacimiento de Jesús, Platón escribió que el alma del mundo se revela en la forma de una X o una cruz (Timeo); que los justos serán ´´azotados, golpeados, atados, apuñalados y eventualmente crucificados´´ (La República), y que el alma es clavada al cuerpo a través de las pasiones (Fedón). El simbolismo de la cruz y la aparentemente simple pero profunda crucifixión también está imbuida de sabiduría misteriosa. En la sección 101 de un libro apócrifo llamado Los Hechos de Juan, Jesús, el Ser interior, dice: ´´las cosas que ellos dicen sobre mí, no las sufrí, y las cosas que no dicen, esas las sufrí´´. Esto es cierto, porque desde el punto de vista externo e histórico, Jesús como ser humano ha soportado la crucifixión, ha sufrido y muerto. Pero el verdadero Jesús del que hablan los misterios es el Ser interior. Es el Jesús que, invisible a los ojos humanos, ha construido su nueva vestidura de luz a través del poder que emana de la cruz. Paso a paso, este nuevo y creciente cuerpo espiritual se conecta con el cuerpo físico del Jesús histórico. Esta conexión está representada simbólicamente por la peregrinación de Jesús en la tierra y la selección de los discípulos. El alma imperecedera se adhiere voluntariamente al cuerpo perecedero, entregándose a las pasiones del ser humano. Esa es la historia que nos cuenta el arresto de Jesús. Los discípulos y Jesús permanecen juntos por algún tiempo. Y cuando se dice que Jesús les recibió ´´en su cuerpo´´, entonces esto se puede tomar literalmente: las doce fuerzas de la personalidad se absorben en la radiación del nuevo cuerpo espiritual para que la personalidad también pueda estar sujeta al proceso de transformación a través del alma. Los discípulos están preparados para la resurrección del Ser interior. Huyen, sin embargo, justo antes de la sentencia de Caifás y Pilato, porque todavía pertenecen en parte al mundo material. Y eso es lo que lo hace misterioso, ese es el verdadero misterio del cristianismo: la narración habla de dos crucifixiones, dos procesos. El cuerpo físico de Jesús ´´entregó su espíritu´´ con el fin de permitir que el nuevo cuerpo espiritual de Jesús sea liberado del cuerpo visible, del apego a la cruz. Por eso Jesús, el Ser interior, dice: ´´las cosas que ellos dicen sobre mí, no las sufrí, y las cosas que no dicen, esas las sufrí´´. El ser exterior y el mundo exterior están simbolizados por la viga horizontal de la cruz. El Ser interior, Jesús, se adhirió a esta viga, crucificándose así en el momento del nacimiento de Jesús en Belén. Desde ese momento en adelante, el poder del ´´reino del alma´´ desciende al mundo y a los corazones de todos aquellos que siguen el camino gnóstico. De esta manera, se erige la viga vertical de la cruz viviente. La cruz fue plantada en la tierra en el nacimiento de Jesús: Jesús se ató al mundo exterior. Ese es su sufrimiento; esa es su verdadera pasión: llevar la cruz por el mundo hasta la Crucifixión. En la crucifixión, su nuevo cuerpo, el vestido sin costura, se libera de la cruz, mientras que los soldados ´´echan suertes´´ sobre todas las fuerzas del mundo divino reunidas allí, lo que significa que estas fuerzas se transmiten al mundo exterior. Entonces Jesús el Cristo puede proceder a la resurrección y a la ascensión. Para el ser humano que va por el doble camino espiritual, la crucifixión significa simultáneamente entrar en un nuevo estado especial de vida. Así, limpiado y transformado por el poder espiritual del Ser interior, él o ella todavía está presente en el mundo en medio de la agitación de la vida cotidiana. El Jesús interior por quien esa persona lleva la cruz, o es la cruz, es más fuerte que él o ella. Al igual que la figura de Juan, él se ha hecho a sí mismo obediente por su propia voluntad. El Ser interior liberado es unidad y amor; es poder de luz puro que está conectado al mundo material a través del ser exterior transformado. Todo esto es simbolizado por Jesús y sus apóstoles. Se produce el llamado ´´cambio de personalidad´´. El ser exterior todavía está asumiendo la plena responsabilidad de lo que se necesita hacer en la vida, pero es el Ser interior el que verdaderamente vive. De esta manera, para aquellos y en aquellos que siguen este camino, la crucifixión y la resurrección se convierten en una fiesta. La crucifixión se refiere a un proceso de liberación. Es la historia del Amor Eterno que desciende en el tiempo para salvar lo que está encarcelado para que cada ser humano pueda ser una cruz viva de Amor. Las siete últimas palabras o frases que Jesús grita desde la cruz tienen un significado profundo. Pueden ser vistos como un resumen del camino gnóstico. En la fase de la crucifixión, el alumno en el camino se despide de todas las pasiones inferiores y profanas (como Platón las describe) que unen a los seres humanos a la vida terrenal. En ese sentido, la fase de la crucifixión es la victoria crucial del poder interno sobre los lazos externos. Dos criminales también son crucificados con Jesús. Una profunda verdad simbólica yace escondida aquí. Jesús encarnó con una misión muy importante. Entró en el camino de los misterios, estableció un vínculo con Cristo y, a través de su ´´Vía Crucis´´, liberó el Poder de Cristo para toda la humanidad. De esta manera, estableció una ´´Escuela de Misterios Cósmicos´´ en la que cada ser humano puede seguir el camino de los misterios él mismo, sin la intervención de sacerdotes. Por lo tanto, está escrito que el velo ante el Lugar Santísimo fue rasgado. A partir de ese momento, el Lugar Santísimo ha sido accesible para cualquiera que se haga digno de él. En el capítulo 82 del Evangelio de los Doce Santos, leemos: Y Jesús clamó a gran voz, diciendo: ´´Abba-Imma (Padre-Madre), en tus manos encomiendo mi espíritu´´. Cuando Jesús hubo recibido el vinagre, gritó en voz alta: ´´Consumado es´´, e inclinó la cabeza y entregó el espíritu. Y era la novena hora. Y he aquí que hubo grandes truenos y relámpagos, y el muro de separación del Lugar Santo del cual colgaba el velo cayó y se rasgó en dos, y la tierra tembló, y las rocas también se partieron. Cuando el centurión y los que estaban con él vigilando a Jesús vieron el terremoto y las cosas que se habían hecho, temieron mucho, diciendo: "Verdaderamente éste era Hijo de Dios´´. El Evangelio de los Doce Santos 82: 26-28.
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